top of page

La universidad en crisis

Un columnista cuestiona a la administración de la universidad Francisco de Paula Santander, de Cúcuta.



La universidad Francisco de Paula Santander, de Cúcuta, atraviesa por una de las crisis más profunda de toda su historia. Los estudiantes que pretendieron acabar con la tradición secular universitaria, esto es, romper el cerco de la burocratización que ve a la universidad como un negocio personal, sacrificando la calidad de sus programas y la producción científica y la formación de profesionales, o han sido torturados y desaparecidos, como a Edwin López y Gerson Gallardo, hace 19 años, o son golpeados y amenazados de muerte como a Fabio Torres Parada la semana pasada.


Fabio Torres es un joven intelectual, candidato a la rectoría, que puso a temblar el imperio de corrupción que ha levantado Héctor Parra los últimos 20 años. Y una prueba de la degradación a que ha llevado a la universidad el actual rector, es que la mayoría de los estudiantes que apoyan su programa en cabeza de su factótum Sandra Ortega Sierra, no les interesa la reflexión ni la crítica, ese “uso público de la razón”, como lo llamó Kant, si no que apelan a lo más abyecto de las costumbres políticas municipales: la inquina y la agresión física.


En la universidad pública, donde debe reinar el espíritu crítico y el debate civilizado, y no solamente de manera nominal, sino que de verdad se constituya en una plataforma para el progreso de la región, algunos estudiantes de la campaña que apoya el actual rector prefieren el método mafioso del odio, la tergiversación y el maltrato físico. Hasta el momento la candidata del oficialismo, Sandra Ortega, no ha dado muestras de rechazo a la amenaza de muerte que recibió Fabio Torres.


La universidad Francisco de Paula Santander es el reflejo de su sociedad. Esto exige reformas profundas en el sistema educativo para que el énfasis esté en la formación de una juventud con mayoría de edad, es decir, con criterio propio, y no en el lucro personal; en la producción científica y no en la impresión sistemática de cartones de grado. Pero luchar contra 20 años de mediocridad rectoral no es fácil. Por eso la modernización de la universidad que Fabio Torres propone busca romper el statu quo y abrir paso a una reforma total y audaz que devuelva a la universidad de aquello que la vaciaron: su ethos personal, su relación con la sociedad y el diálogo permanente entre discentes y docentes.


Durante 20 años la universidad Francisco de Paula Santander ha contado con el mismo rector que se hace reelegir para cada periodo. Veinte años es lo que duró la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua, y, como en Nicaragua, la universidad Francisco de Paula Santander padece de una concentración de poder que le permite al rector de manera dinástica elegir a dedo a su sucesor.


Por eso es urgente que el gobierno nacional, en cabeza del presidente Gustavo Petro y Francia Márquez, su vicepresidenta, tomen cartas en el asunto. Si queremos un cambio profundo en Norte de Santander, se debe comenzar por la universidad. Que se respeten las reglas del juego de la democracia. Que los candidatos que están investigados por plagio de artículos científicos, o señalados de pertenecer al “carrusel de los puntos” o paper mills (ese sistema de escribir artículos para revistas indexadas a la topa tolondra, sin rigor, y caóticos, solo para que les suban el sueldo) sean marginados de la contienda electoral. La universidad que necesita Cúcuta exige un modelo diferente de rectoría que lidere la formación de un hombre nuevo y universal cuya relación con el saber no sea la del pasivo que asiste a clase sin romperse, sin mancharse, o la del que se limita a pedir informes administrativos.


Hay que evitar la homogenización del pensamiento que busca convertir al estudiante en un borrego que sigue órdenes. Antes por el contrario: que sea de espíritu crítico y conocedor de su lengua. Porque si hay algo más triste que insulten a un candidato como Fabio Torres por escrito, es que lo hagan con mala ortografía. Entonces ahí uno va entendiendo por qué es urgente reformar la universidad.

bottom of page