La inflación, llamada por muchos el “impuesto de los pobres” por su repercusión en los sectores sociales más deprimidos, golpeó con fuerza a las economías de varios países latinoamericanos el año pasado y amenaza con ser nuevamente en este 2023 un dolor de cabeza para los Gobiernos que, incluso, puede agravar el problema de la migración irregular a Estados Unidos.
Analistas coinciden en que uno de los casos más complejos es el de Argentina, que con una inflación del 94,8 % casi duplicó la de 2021, cuando alcanzó 50,90 %, una cifra inédita desde la salida de la última hiperinflación que sufrió ese país hace tres décadas.
El tema del alto costo de la vida también preocupa a Colombia, que registró una inflación de 13,12 % (la más alta en 23 años), a Chile (12,8 %, la más alta desde 1992), Perú (8,56 %, la más alta en 26 años), México (7,82 %, la más alta en 22 años) y Costa Rica (7,88 %, la más alta en una década), además del caso crónico de Venezuela que, sin embargo, cerró 2022 con una cifra de 305,7 % frente a la astronómica de 686,4 % de 2021.

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