La sentencia del supremacista blanco Payton Gendron ha sido recibida con alivio por las familias de las 10 víctimas afroamericanas que perdieron la vida en un ataque en un centro comunitario de Seattle en noviembre del año pasado. Payton Gendron, que se había declarado culpable de los cargos de asesinato en primer grado y terrorismo doméstico motivado por el odio, ha sido condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Durante la vista, que fue especialmente emotiva por la presencia de las familias de las víctimas, se escucharon las palabras de varios de ellos, que pidieron justicia para sus seres queridos y denunciaron el racismo y la supremacía blanca que inspiró el ataque. Payton Gendron, que mostró su arrepentimiento ante el tribunal, dijo que había sido radicalizado por contenidos en Internet y que su intención no era causar más muertes, aunque confesó que había planeado otros ataques similares.
El tiroteo de Seattle, que conmocionó al país por la brutalidad y el odio que lo motivó, ha reabierto el debate sobre el control de armas y la necesidad de combatir el racismo y la intolerancia en todas sus formas. A pesar de las leyes que existen para prevenir este tipo de tragedias, como la retirada de armas a personas consideradas peligrosas, en muchos casos estas medidas no han sido efectivas.
La sentencia de Payton Gendron, que cumplirá su condena en un estado que no aplica la pena de muerte, ha sido considerada un paso importante en la lucha contra la violencia racista y la supremacía blanca en los Estados Unidos. Aunque queda mucho por hacer para erradicar este problema, la justicia ha dado un mensaje claro de que este tipo de actos no serán tolerados y serán castigados con todo el peso de la ley.
